La franquicia Mad Max ofrece una emocionante visión de un mundo postapocalíptico, pero no está exenta de desconcertantes inconsistencias. A lo largo de los años, estas películas han influido significativamente en la cultura pop y la ciencia ficción, presentando un universo distintivo que ha dado forma a la imaginación en torno a las narrativas postapocalípticas. Sin embargo, los espectadores a menudo se encuentran lidiando con detalles desconcertantes que pueden frustrar a quienes intentan reconciliar la serie como una línea temporal coherente.
El director George Miller, la mente creativa detrás de la franquicia, elabora intencionalmente los cuentos de Max Rockatansky como si fueran folclore medio recordado en lugar de garantizar un orden cronológico rígido. Esta elección artística, si bien es liberadora desde una perspectiva narrativa, no aborda las inconsistencias lógicas y científicas que prevalecen en las películas. Como resultado, la franquicia Mad Max presenta numerosas preguntas que exigen respuestas.
10 La decadencia apocalíptica es asombrosa
El páramo se deteriora a una velocidad inverosímil
Curiosamente, la película original de Mad Max suele ser menos apreciada por los espectadores ocasionales en comparación con sus sucesoras, como Mad Max: Fury Road . Quienes vuelvan a ver la primera película pueden sorprenderse al descubrir que la sociedad conserva una apariencia de normalidad. Si bien la actividad delictiva está desenfrenada, elementos como los servicios policiales, la atención médica, las estaciones de servicio operativas e incluso los instrumentos musicales siguen en uso.
Sin embargo, cuando llegamos a los acontecimientos de la segunda película, la narración da un salto espectacular para mostrar un desierto caótico habitado por despiadados asaltantes con llamativos atuendos de cuero. Sorprendentemente, este rápido descenso hacia la anarquía ocurre antes de que Max haya tenido tiempo suficiente para recuperarse de sus heridas. La transición de una sociedad gobernante a una anarquía violenta se desarrolla demasiado rápido, en marcado contraste con otras franquicias, como El planeta de los simios de Matt Reeves , que asigna tiempo magistralmente para tales transformaciones.
9 El hijo de Max es apodado “Sprog”
Un personaje importante carece de un nombre propio
En la película original, la profunda motivación de Max surge de su deseo de proteger a su familia, una búsqueda que se convierte en una incesante búsqueda de venganza después del brutal asesinato de su esposa y su hijo pequeño a manos de la sádica banda Toecutter. Si bien Jesse Rockatansky asume un papel importante, resulta desconcertante que al hijo pequeño de Max simplemente se lo llame «Sprog», un término genérico en el argot australiano para referirse a un niño.
Es difícil comprender por qué un padre no le pone nombre a su hijo en un contexto tan desesperado. La especulación de que los padres con altas tasas de mortalidad infantil podrían retener los nombres hasta que sus hijos sobrevivan más allá de cierta edad ofrece una posible explicación. Sin embargo, como se muestra, todavía existe una apariencia de sociedad civil en la primera película, lo que hace que la falta de un nombre propio parezca indiferente y casi despectiva.
8. La excesiva dependencia de Max del perro
El papel de su compañero canino es ridículamente complejo
Max también muestra una notable falta de creatividad cuando se trata de nombrar a su compañero canino, simplemente conocido como «Dog» en Mad Max 2: The Road Warrior . Esta simplicidad palidece en comparación con el nivel extravagante de confianza que deposita en este perro callejero. Sorprendentemente, en un momento dado, Max monta un dispositivo que provocaría la desaparición del Gyro Captain si Dog tira del hueso de juguete que tiene en la boca, un artilugio que solo podría considerarse caricaturesco incluso para este universo.
Este elaborado e inverosímil mecanismo difiere de manera peculiar del tono general de la franquicia, lo que sugiere que Max ha utilizado este método con éxito en el pasado y supone que se puede confiar en que Dog no lo activará accidentalmente. Esta situación lleva la credibilidad al límite, otorgando una inteligencia sorprendente a un perro en un mundo donde la supervivencia está lejos de estar garantizada.
7 Los papeles duales de Bruce Spence
Las decisiones sobre el reparto a menudo plantean preguntas
En una elección de reparto intrigante, Bruce Spence interpreta tanto al Gyro Captain en Mad Max 2: The Road Warrior como a un piloto diferente llamado Jedediah en Mad Max 3: Beyond Thunderdome . A pesar de las aparentes similitudes entre los personajes, George Miller insiste en que son individuos distintos. Esta afirmación crea confusión, especialmente cuando Max reconoce a Jedediah como si se conocieran.
Además, dada su ocupación y características compartidas, un regreso del Capitán Gyro en la tercera película habría mejorado la continuidad y enriquecido la narrativa. La falta de reconocimiento en las películas posteriores disminuye la posibilidad de un desenlace satisfactorio y empaña la experiencia general para los fanáticos, lo que pone en tela de juicio las decisiones de Miller al elegir el reparto.
6 La huida de Furiosa es difícil de creer
El método de escape de Furiosa es cuestionable
Las películas más recientes no son inmunes a las inconsistencias. El arco argumental de Furiosa, en particular la pérdida de su miembro, plantea importantes inquietudes narrativas y lógicas. Capturada por el despiadado Dementus, Furiosa es sometida a humillación mientras se ve obligada a presenciar la tortuosa muerte del Emperador Jack. Sin embargo, la película plantea que, en medio del caos, nadie observa cómo de alguna manera se libera, lo que genera dudas sobre la credibilidad del escenario.
5 Escasez inconsistente de recursos
El valor de los recursos contradice las acciones
Un análisis de la franquicia revela una contradicción fundamental en lo que respecta a la escasez de recursos, en particular en lo que respecta a la gasolina. A lo largo de las películas, la gasolina se presenta como un recurso muy codiciado, lo que impulsa notablemente la trama de Mad Max 2: El guerrero de la carretera . Sin embargo, las numerosas batallas por ella implican una curiosa voluntad de desperdiciar este preciado producto, ya que las facciones libran guerras en vehículos que consumen mucha gasolina y que exacerban la escasez que luchan por controlar.
4 La resurrección del Interceptor de Max en Fury Road
El inexplicable regreso del auto emblemático de Max genera confusión
El icónico Ford XB Falcon Interceptor de Max tiene un innegable impacto en la cinefilia, pero su destrucción repetida y sus notables retornos desafían la lógica de la narrativa. Tras importantes modificaciones, el coche se perdió en Mad Max 2: The Road Warrior , pero volvió en Mad Max: Fury Road como si hubiera sufrido una restauración milagrosa.
Esta desconcertante inconsistencia plantea interrogantes sobre la continuidad de la franquicia, especialmente porque el vehículo es destruido una vez más en Fury Road . Esta destrucción cíclica sugiere que la línea de tiempo entre las películas es más intrincada de lo que se percibía inicialmente, lo que sugiere una notable desconexión con el flujo lógico de los acontecimientos.
3. Los matices fantásticos de La Ciudadela
La fortaleza traspasa los límites realistas
Si bien el diseño de producción de las películas de Mad Max se destaca por crear una estética postapocalíptica reconocible, la Ciudadela en Mad Max: Fury Road se adentra en el territorio de la fantasía. Esta impresionante fortaleza, construida sobre mesetas naturales y equipada con un acuífero subterráneo, parece más una fortaleza mítica que un asentamiento real que emerge de un páramo.
Las complejidades de su construcción y mantenimiento generan escepticismo sobre lo que los sobrevivientes podrían lograr en un entorno tan terrible, lo que pone en tela de juicio la credibilidad de la narrativa en su conjunto.
2 líneas de tiempo conflictivas del Apocalipsis
La cronología del Apocalipsis carece de claridad
Los orígenes del apocalipsis de Mad Max suelen ser confusos y se presentan distintas explicaciones a lo largo de las películas. Las primeras entregas destacan temas de malestar social y escasez de recursos, en particular derivados de los conflictos geopolíticos de la época. Sin embargo, en la tercera entrega, la narrativa cambia y presenta la guerra nuclear como el principal catalizador de la caída de la humanidad.
A medida que la narración avanza hacia las iteraciones modernas, se exploran aún más las implicaciones de la lluvia radiactiva, introduciendo complicaciones como deformidades físicas en la población. Sin embargo, la cronología sobre el momento preciso en que ocurrieron estos eventos catastróficos sigue siendo oscura, lo que deja al público lidiando con teorías e interpretaciones contradictorias.
1 Tormentas de arena gigantes que desafían toda explicación
Las tormentas de arena gigantes no se justifican por la lluvia radiactiva
Muchas peculiaridades del universo Mad Max podrían atribuirse a las consecuencias destructivas de una guerra nuclear, pero algunos elementos, en particular las colosales tormentas de arena que se muestran en Mad Max: Fury Road , parecen exagerados de manera irreal. Si bien las tormentas de polvo ocurren en el interior de Australia, rara vez son comparables con las proporciones apocalípticas que se muestran en la película, que presenta vientos cataclísmicos y fenómenos naturales destructivos que desafían las leyes de la ecología.
Estas tormentas presentan escenarios que no son simplemente improbables sino que son indicativos de un alejamiento del realismo científico, lo que las marca como uno de los elementos más desconcertantes de la narrativa de Mad Max.
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