10 años después: los fans aún cuestionan el final de ‘It Follows’

10 años después: los fans aún cuestionan el final de ‘It Follows’

Considerada como una película fundamental que catapultó a Maika Monroe al reino de las Scream Queens contemporáneas, *It Follows* se erige como la película de terror independiente definitiva del siglo XXI.

Desde su debut en 2014, los planes para una secuela de la aclamada película de David Robert Mitchell están en marcha, y Monroe ha confirmado que repetirá su papel. Mientras los entusiastas esperan con ansias esta esperada secuela, vale la pena volver a ver la desconcertante conclusión de la película original, en particular la última escena antes de que aparezcan los créditos finales. El final de It Follows está diseñado para dejar a los espectadores con preguntas pendientes, lo que provoca una profunda reflexión, así que profundicemos en sus complejidades.

¿Qué pasa al final de It Follows?

*It Follows* presenta una premisa singularmente inquietante centrada en Jay Height (Monroe), una chica de secundaria que es maldecida por una entidad esquiva que la persigue después de un encuentro sexual con su novio (Jake Weary). Una vez que se produce esta transferencia, Jay es perseguida implacablemente por la entidad, que puede asumir varias formas a lo largo de la narrativa. La película deja en claro rápidamente que la única forma de librarse de esta fuerza siniestra es transmitirla al tener relaciones sexuales con otra persona.

En un intento por escapar de su situación, Jay tiene relaciones sexuales con su vecino Greg (Daniel Zovatto), pero en lugar de liberarla, la entidad lo persigue sin piedad y lo mata. Más adelante se insinúa que pudo haber tenido relaciones con varios hombres mientras estaba en un bote, ya que se la representa desnudándose y caminando hacia el agua. En medio de su confusión, su amigo cercano Paul (Keir Gilchrist) la presiona repetidamente para que considere tener relaciones sexuales con él para transferir la entidad, pero ella rechaza constantemente su oferta.

A medida que la tensión aumenta hacia el clímax, el grupo idea un plan para atrapar a la entidad en una piscina y electrocutarla. Colocan dispositivos eléctricos y cables estratégicamente en el agua, posicionando a Jay en un extremo de la piscina como cebo. Sin embargo, su plan no logra atraer a la entidad, que en su lugar se transforma en una visión del padre fallecido de Jay, que continúa su malévola persecución. Finalmente, logran cubrir a la entidad con una sábana, volviéndola visible para poder dispararle.

Después de asestarle un tiro en la cabeza que obliga a la entidad a sumergirse bajo el agua, intenta arrastrar a Jay con ella, pero una bala posterior finalmente la libera mientras es rescatada. Jay lanza una última mirada a la piscina, esperando liberarse, y para su alivio, solo ve una gran salpicadura de sangre filtrándose en el agua.

En los momentos finales de la película, Jay reconoce los sentimientos de Paul y tienen relaciones sexuales. Más tarde, Paul se encuentra en una calle donde hay trabajadoras sexuales, lo que sugiere que podría intentar transmitirles la entidad si realmente sobrevivió a su enfrentamiento en la piscina.

En la escena final, Jay y Paul pasean de la mano por su vecindario, lo que en un principio parece un final feliz clásico. Sin embargo, cuando la cámara se aleja, se insinúa que algo los está siguiendo, lo que presenta tres posibilidades intrigantes: la entidad puede seguir persiguiendo a Jay, puede estar persiguiendo a Paul o simplemente puede ser un inocente extraño que salió a caminar. Los fanáticos esperan que la secuela aclare esta ambigüedad.

La película aborda una serie de temas, como los celos, el egoísmo y la naturaleza genuina pero complicada de las amistades adolescentes. Además, utiliza la sexualidad como un mecanismo crucial para la crítica social, abordando sutilmente los riesgos asociados con las ETS y el comportamiento sexual descuidado, particularmente entre los adolescentes. Si bien su final sigue siendo algo ambiguo, *It Follows* comunica poderosamente el miedo a la mortalidad y el impulso instintivo de la humanidad por sobrevivir a cualquier costo.

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