La aclamada película de Quentin Tarantino, Pulp Fiction , estrenada en 1994, revolucionó el cine independiente, con un mérito importante en sus escenas más destacadas, en particular una en la que aparece el polifacético actor Christopher Walken. La narrativa entrelaza cuatro historias no lineales centradas en el entorno criminal de Los Ángeles. Reconocida por sus diálogos ganadores del Oscar, Pulp Fiction también presenta momentos icónicos, incluida la memorable escena de baile con Vincent Vega (John Travolta) y Mia Wallace (Uma Thurman). Esta película marcó un punto de inflexión en la carrera de Thurman y revitalizó la trayectoria de Travolta en Hollywood.
Las actuaciones de John Travolta, Uma Thurman, Samuel L. Jackson y Bruce Willis son ejemplares, pero la brillantez de la película no termina ahí. El reparto secundario, en particular Christopher Walken, aporta una profundidad notable. Walken, reconocido por su filmografía distintiva y ecléctica, ha recibido dos nominaciones al Oscar por El cazador y Atrápame si puedes . Su estilo de interpretación, caracterizado por una mezcla única de excentricidad y humor (como se ve en el famoso sketch “More Cowbell” en Saturday Night Live), brilla en su memorable papel en Tiempos violentos .
El monólogo del reloj de oro: lo que sucede
La historia del capitán Koons al joven Butch Coolidge
El segmento del reloj de oro precede a la pelea culminante del boxeador Butch Coolidge, quien debe descansar para este encuentro crítico. La narración cambia a un flashback que presenta a un joven Butch, interrumpido por su madre, quien anuncia la llegada del capitán Koons. Koons, un veterano condecorado que sirvió como prisionero de guerra con el padre de Butch en Vietnam, tiene una reliquia importante para transmitir: el reloj del padre de Butch, que ha sido apreciado desde los días del bisabuelo de Butch.
A lo largo de la animada narración que hace Koons del legado del reloj, no solo transmite un regalo, sino un profundo sentido del deber. Con cada palabra, Koons no solo comparte un objeto; está impartiendo el peso de la tradición y el sacrificio. El monólogo se mueve hábilmente de un lado a otro, captando la absorta atención de Butch y culminando en la impactante revelación de que esta reliquia familiar fue guardada de manera encubierta y poco ortodoxa por su padre y Koons, cada uno por sus propias y extrañas razones.
Mira la escena
Mientras Koons explica los detalles del viaje del reloj, olvida por un momento a la joven audiencia a la que se dirige. El desconcertante detalle con el que describe el ocultamiento del reloj se vuelve inesperadamente cómico, lo que lleva a un momento que encapsula el humor negro que impregna la obra de Tarantino. Al concluir el monólogo, le entrega el reloj al joven Butch, cuya mano ansiosa se extiende justo cuando el mundo del adulto se ve perturbado por un resonante gong que lo devuelve a la realidad.
Entre bastidores de la escena del reloj de oro
El enfoque cinematográfico de Tarantino
Contrariamente a la creencia popular, Tarantino no filmó la escena del reloj en una sola toma continua. Durante una entrevista en Cannes en 1994 , explicó que su objetivo era mantener un tono distintivo para cada segmento del monólogo, lo que requería múltiples tomas. Aunque su plan original preveía filmar toda la secuencia de una sola vez, finalmente revisó esta decisión.
Elegí entre estos planos en función de las tres etapas de la historia: la del bisabuelo, la del abuelo y la del padre. Y para cada una de ellas había una connotación diferente que correspondía a las distintas interpretaciones propuestas por Christopher Walken…
En general, Tarantino señaló que el rodaje implicó unas 13 o 14 tomas en las que aparecía únicamente Walken, además de otras cinco o seis tomas centradas tanto en el actor como en el niño. Este enfoque meticuloso creó acertadamente el flujo continuo que da la impresión de una actuación continua.
Origen del icónico reloj de utilería
Encontrar el reloj perfecto
En vista del énfasis que se le da a la escena en el reloj, encontrar el accesorio adecuado fue crucial. Jonathan R. Hodges, el jefe de utilería de Pulp Fiction , se embarcó en una búsqueda para encontrar un reloj que personificara el contexto histórico y el sentimiento de la historia. La película necesitaba un reloj que no solo fuera preciso en su estilo, sino que también fuera relevante para el guion, que decía que provenía de la primera empresa que fabricaba relojes de pulsera.
Al reflexionar sobre su búsqueda, Hodges señaló: “Sabía que los relojes de pulsera comenzaron a volverse comunes probablemente a fines de la adolescencia, principios de los años 20, y antes de eso, la gente usaba relojes de bolsillo”. Su desafío era capturar la estética de un reloj de bolsillo y al mismo tiempo adaptarlo para su uso en la muñeca.
Después de una búsqueda exhaustiva en tiendas de antigüedades, Hodges finalmente encontró una pieza adecuada. Comentó: «Lo que más me llamó la atención fue… que obviamente es obra de la empresa». Cabe destacar que el costo total del accesorio, incluida una banda Speidel que Bruce Willis solicitó, ascendió a menos de $50.
El estatus icónico del monólogo del reloj de oro de Walken
La singular interpretación del monólogo de Walken
La escena del reloj de oro se ha grabado en los corazones de los fans por múltiples razones. Una de las características más llamativas es el cambio de tono a lo largo del monólogo, que pasa de una conversación sincera sobre los valores familiares a una revelación sorprendente y cómica sobre la historia del reloj. La sincera interpretación de Walken cautiva a la audiencia desde el principio; el joven Butch escucha atentamente, mostrando una mezcla de curiosidad y respeto.
El joven Butch Coolidge, interpretado por Chandler Lindauer, es un personaje fundamental en este momento icónico, su único crédito como actor hasta la fecha. La efectividad de la escena también se debe a la actuación excepcional de Walken. Su narración directa sobre los viajes poco convencionales del reloj contribuye a su brillantez cómica. El propio Walken expresó su disfrute de la escena y señaló: «Fue genial… cada vez que llegaba al final, me partía de risa».
Las pausas en el discurso de Walken, aparentemente para generar impacto emocional, surgieron de momentos en los que necesitaba ordenar sus pensamientos. Curiosamente, una de esas pausas, en la que parece reflexionar profundamente antes de terminar una línea, se convirtió en un poderoso momento cinematográfico que aumenta la expectación del espectador.
En conclusión, el diálogo meticulosamente elaborado y la dirección instintiva de Walken hacen de la escena del monólogo del reloj de oro una pieza monumental de la historia del cine. Desempeñó un papel crucial en la configuración del legado de Tiempos violentos e impulsó el ascenso de Quentin Tarantino en la industria cinematográfica.
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