El tristemente célebre caso de los hermanos Lyle y Erik Menéndez, condenados por asesinar a sus padres, José y Kitty Menéndez, en 1989, causó conmoción en todo Estados Unidos. El incidente se convirtió rápidamente en uno de los crímenes familiares más infames del país.
Más de treinta años después, esta cautivadora historia se retoma en la serie de Netflix Monsters: The Lyle and Erik Menendez Story , que se estrena el 19 de septiembre. Creada por Ian Brennan y Ryan Murphy, la serie arroja luz sobre los hechos que llevaron a la condena de los hermanos. Antes de sintonizarla, exploremos cómo Lyle y Erik Menendez finalmente fueron llevados ante la justicia.
¿Cómo fueron expuestos los hermanos Menéndez?
El 20 de agosto de 1989, Lyle y Erik Menéndez dispararon a sangre fría a sus padres en su lujosa mansión de Beverly Hills. Su padre, José Menéndez, un destacado ejecutivo del mundo del espectáculo, y su madre, Kitty, fueron encontrados sin vida en la sala de estar.
En un principio, los hermanos afirmaron haber descubierto los cadáveres de sus padres al volver a casa después de ver una película. En un intento de engañar a los investigadores, montaron la escena del crimen para sugerir que la mafia estaba involucrada. Su falta de remordimiento por los brutales asesinatos despertó sospechas de inmediato.
En los meses posteriores a los asesinatos, los hermanos demostraron hábitos de gasto desmedido, despilfarrando rápidamente miles de dólares en compras extravagantes como coches de lujo, relojes y vacaciones, lo que alarmó a familiares y amigos. Los detectives, que inicialmente investigaron los negocios de José, pronto centraron su atención en los hermanos.
Erik se confiesa con su terapeuta
Un avance significativo en la investigación se produjo cuando Erik Menéndez confesó los detalles del asesinato a su terapeuta, el Dr. Jerome Oziel, durante una sesión confidencial. Aunque la confesión estaba protegida por el privilegio médico-paciente, el Dr. Oziel tomó la decisión de informar a las autoridades.
Las grabaciones de audio incriminatorias de las sesiones de terapia de Erik se convirtieron en evidencia fundamental en el caso de la fiscalía, y llevaron al arresto de Lyle y Erik Menéndez.
La investigación y el arresto
Tras el interrogatorio, las versiones de los hermanos empezaron a tambalearse. Las cintas de las sesiones de terapia de Erik se presentaron como prueba fundamental y, en marzo de 1990, tanto Lyle como Erik fueron arrestados y acusados formalmente de los asesinatos de sus padres. Su juicio atrajo la atención nacional y cautivó a millones de personas gracias a su amplia cobertura mediática.
Durante el juicio, los hermanos sostuvieron que sus acciones estaban motivadas por el miedo a su padre, quien, según ellos, los había sometido a abusos sexuales y físicos. Sin embargo, la fiscalía argumentó que los asesinatos eran un plan calculado para heredar la riqueza de la familia. En última instancia, el jurado no se dejó convencer por la defensa de los hermanos, lo que llevó a sentencias de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Lyle y Erik Menéndez no sólo se vieron frustrados por la confesión de Erik, sino también por su peculiar comportamiento posterior al crimen. Sus intentos de simular la escena del crimen, junto con los gastos extravagantes que realizaron poco después del incidente, levantaron las alarmas para los investigadores. La confesión de Erik a su terapeuta fue el último clavo en el ataúd, sellando su destino y dando lugar a sus condenas.
Deja una respuesta