
Explorando *Drop* de Christopher Landon: una emocionante experiencia de citas que se convirtió en una pesadilla
En *Drop*, dirigida por Christopher Landon, una madre viuda decidida reinventa su vida romántica, solo para encontrarse atrapada en un escalofriante juego del gato y el ratón. Con una mezcla de suspenso y romance, junto con las actuaciones destacadas de Meghann Fahy (conocida por *The White Lotus*) y Brandon Sklenar, esta película consolida su lugar como una película entretenida para disfrutar con amigos.
La intrigante premisa de la película gira en torno a una tecnología comprometida y a personajes anónimos y siniestros. Para quienes prefieran experimentarla sin conocimientos previos, es recomendable hacer una pausa en la lectura aquí.
Una cita que se convirtió en una situación de rehenes
La tensión aumenta durante una primera cena entre Violet (Fahy) y Henry (Sklenar), un fotógrafo que conoció a través de una aplicación de citas. Al comenzar la velada, Violet es bombardeada con peculiares «digiDrops» de un remitente no identificado. Esta aplicación ficticia refleja AirDrop de Apple, que facilita la transferencia de archivos entre usuarios cercanos. Inicialmente, estos mensajes consisten en memes extraños que se burlan de Violet, lo que lleva a Henry a sugerir que son solo bromas divertidas de adolescentes cercanos.
Sin embargo, el tono cambia rápidamente a medida que los mensajes se vuelven más agresivos, lo que lleva a Violet a una conclusión impactante: el remitente desconocido ha secuestrado a su hijo, Toby (Jack Robinson).Ella se enfrenta a una elección insoportable: cumplir con las exigencias del remitente o arriesgar la vida de su hijo.
De la comedia romántica al thriller que te mantiene al borde del asiento
Incluso antes de que Violet se enfrente a este desgarrador ultimátum, su ansiedad es palpable. Landon crea suspenso al presentar inicialmente a *Drop* con elementos de comedia romántica. Los espectadores son testigos del nerviosismo de Violet mientras se prepara para su cita, con su hermana Jen (Violett Beane) accediendo a cuidar de Toby. Como terapeuta especializada en violencia doméstica, el pasado de Violet pesa mucho sobre ella, marcado por las complejidades del duelo y el trauma pasado. Aunque en gran medida se maneja con sensibilidad, la última confrontación de la película puede dejar a algunos espectadores incómodos.
Una cuenta regresiva nerviosa hacia la conexión
A su llegada a un elegante restaurante ubicado en un rascacielos de Chicago, Violet está nerviosa. Después de múltiples cambios de ropa y de preocuparse por no poder ir a dormir a Toby, conoce a Henry, un fotógrafo aparentemente encantador que trabaja para la oficina del alcalde. La dinámica se desarrolla con interacciones incómodas pero cercanas que ayudan a aliviar su tensión. Un encuentro casual con un comensal mayor (Reed Diamond) en su primera cita y una camarera amigable (Gabrielle Ryan) brindan momentos de ligereza en lo que se convierte en una noche de alto riesgo.
Cuando llega Henry, una sensación de alivio invade a Violet, lo que permite una conexión genuina. Sus conversaciones, llenas de incomodidad y risas compartidas, aportan calidez a su encuentro. El camarero, interpretado por Jeffrey Self de *Search Party*, añade un toque cómico que ayuda a disipar la tensión, creando un telón de fondo acogedor que inicialmente enmascara los elementos más amenazantes de la película.
El paso de la tensión romántica al terror psicológico
Landon, junto con los guionistas Jillian Jacobs y Christopher Roach, aumentan hábilmente el suspenso. El trabajo íntimo de cámara que captura el romance en ciernes pronto da paso a inquietantes tomas en gran angular, transformando el restaurante de lujo en una trampa dorada. La sensación claustrofóbica de la película se intensifica a medida que los mensajes entrantes de Violet se superponen a las imágenes, una elección estilística que se tambalea al borde del truco pero que mejora en gran medida la experiencia. El diseño de producción de Susie Cullen reinterpreta hábilmente la estética tradicional de los restaurantes de lujo en símbolos inquietantes de trampas, desde baños sin ventanas hasta iluminación opresiva.
Un drama cursi pero cautivador
A pesar de que en *Drop* hay cierta extravagancia, la interpretación de Fahy fundamenta la narrativa. Encarna tanto la incomodidad de una primera cita como la desesperación de una madre que se enfrenta a obstáculos insalvables, lo que hace que su personaje sea identificable. Aunque la trama a veces se desvía hacia lo absurdo, la actuación de Fahy invita al público a apoyar y empatizar con su viaje.
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