
Ex empleado de Eminem acusado de filtración de música
Se ha iniciado una importante acción legal contra un exempleado del icónico rapero Eminem, acusado de filtrar su música inédita al público. Joseph Strange, quien trabajó para el artista (cuyo nombre real es Marshall Mathers) de 2007 a 2021, enfrenta graves cargos, entre ellos infracción de derechos de autor y transporte interestatal de bienes robados, según declaró la fiscal federal Julie Beck.
Antecedentes del caso
El caso comenzó a desentrañar cuando un empleado del estudio de grabación de Eminem en Ferndale, Michigan, alertó al FBI el 16 de enero tras descubrir canciones inéditas del rapero a la venta en diversas plataformas en línea. Según la denuncia penal, el personal del estudio reconoció que las imágenes relacionadas con los archivos provenían de sus propios discos duros.
Investigación y procedimientos legales
Tras una investigación exhaustiva, el FBI identificó a las personas que compraron la música filtrada, rastreando las transacciones hasta Strange. Beck enfatizó la importancia de proteger la propiedad intelectual, destacando que salvaguardar los derechos de los creadores es esencial para evitar la reproducción y distribución no autorizadas por parte de personas oportunistas.
Posibles consecuencias de lo extraño
Si es declarado culpable de infracción de derechos de autor, Strange podría enfrentarse a severas sanciones, incluyendo un máximo de cinco años de prisión y una posible multa de hasta 250.000 dólares. El cargo de transporte interestatal de bienes robados conlleva implicaciones aún más graves, con una posible condena de hasta 10 años. Cabe destacar que no se puede proceder a un juicio por delitos graves sin una acusación formal; por lo tanto, las autoridades evaluarán si escalar el caso una vez finalizada la investigación.
La dedicación del FBI a la integridad artística
Cheyvoryea Gibson, agente especial a cargo del FBI en Michigan, reiteró el compromiso de la agencia con la protección de la propiedad intelectual de los artistas. Señaló que la colaboración con Mathers Music Studio permitió al FBI actuar con rapidez, haciendo cumplir las leyes federales y responsabilizando a Strange por sus acciones.
Este incidente sirve como un duro recordatorio de las vulnerabilidades que enfrentan los artistas en una era cada vez más digital, donde la distribución no autorizada de obras creativas puede afectar gravemente sus carreras y sus medios de vida.
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