Imaginar un mundo sin Garfield es casi inimaginable. El icónico gato naranja se ha ganado su posición como figura de la cultura pop y un personaje de cómic muy querido desde el debut de la primera tira en 1978. Sorprendentemente, Jim Davis, el creador de Garfield, reconoce que las probabilidades de que su cómic tuviera éxito eran de una asombrosa proporción de 10.000 a 1. Comenta con franqueza que «las probabilidades estaban en mi contra».
En una reveladora entrevista realizada en 2018 por The Guardian , Davis reflexionó sobre su trayectoria como dibujante de cómics, que gira principalmente en torno a Garfield. Antes de crear Garfield, Davis trabajó como dibujante asistente y propuso incansablemente varios conceptos de cómics, incluidos personajes como Gnorm Gnat y Jon. Su persistencia culminó en la creación de la primera de miles de tiras de Garfield, lo que marcó el comienzo de una trayectoria extraordinaria.
Mientras Davis enviaba diligentemente sus propuestas de tiras cómicas, se enfrentó a una feroz competencia por parte de una multitud de colegas dibujantes. En su entrevista con The Guardian, Davis destaca las abrumadoras dificultades a las que se enfrentó:
Jim Davis: Los sindicatos de periódicos recibían decenas de miles de propuestas de dibujantes esperanzados al año y se quedaban con uno o dos. Las probabilidades estaban totalmente en mi contra.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿qué permitió a Jim Davis triunfar cuando tantos otros dibujantes fracasaron? Además del humor del cómic, Garfield posee una cualidad vital: la atemporalidad.
Cómo Jim Davis creó el atractivo atemporal de Garfield
La naturaleza apolítica de Garfield
Si bien un golpe de suerte puede haber jugado un papel en asegurar el lugar de Garfield en los sindicatos de periódicos a fines de los años 70, la decisión estratégica de Davis de mantenerse alejado de los temas políticos contribuyó significativamente al éxito duradero del cómic. En lugar de alinear a Garfield con los problemas políticos pasajeros de su tiempo, Davis eligió centrarse en experiencias universales que resuenan en lectores de todas las edades.
El humor de Garfield gira en torno a actividades como comer y dormir, que se conectan universalmente con la experiencia humana. Ya sean payasadas clásicas como hacerle una broma a Jon o darse el gusto de comer lasaña, estos momentos siguen siendo identificables, lo que garantiza que una tira aleatoria de los años 80 sea igual de encantadora hoy en día. Además, Davis admite que prefiere dejar los comentarios políticos a los periódicos, reconociendo su capacidad superior para abordar temas tan complejos. Esta postura apolítica ofrece a los lectores una vía de escape refrescante en medio de un mundo tumultuoso, lo que enfatiza el atractivo perdurable de Garfield.
Desbloquear la comercialización de Garfield: una jugada estratégica
Llenando un nicho en el mercado de las tiras cómicas
Si bien el humor de Garfield es innegablemente atemporal, su éxito también es resultado de una aguda percepción del mercado. Al principio de su carrera, Jim Davis exploró varios conceptos de cómic que finalmente no tuvieron eco, incluido uno protagonizado por Gnorm Gnat. Un editor señaló un defecto crucial: «los insectos no son identificables». Esta retroalimentación impulsó a Davis a cambiar de rumbo y crear un personaje humano, lo que llevó a la introducción de Jon Arbuckle.
A pesar de la capacidad de identificación de Jon, Davis reconoció la necesidad de que fuera comercializable. Al observar la falta de personajes felinos en las tiras cómicas populares, aprovechó ese nicho y así nació Garfield. La combinación de humor con el que se podía identificar a los lectores y un personaje comercializable solidificó el estatus de Garfield como una tira cómica muy querida.
Cada decisión creativa y comercial que tomó Jim Davis fue cuidadosamente calculada, desde evitar temas políticos hasta crear un personaje que atrajera a un público amplio. A pesar de las duras probabilidades iniciales en su contra, a través de decisiones estratégicas y un compromiso con el humor atemporal, Garfield emergió como un ícono incomparable en el mundo del cómic.
Fuente: The Guardian
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