Entre los diversos personajes de la saga de Star Wars, Padmé Amidala destaca por su profunda brújula moral. Sin embargo, su disposición a perdonar a Anakin Skywalker por el brutal asesinato de los Tusken en Star Wars: Episodio II – El ataque de los clones llama la atención. Padmé ha sido durante mucho tiempo una ardiente defensora de sus creencias, ejerciendo una influencia significativa desde su juventud. Como reina de Naboo, defendió cuestiones cruciales y tomó medidas para abordarlas.
Sin embargo, tras la impactante confesión de Anakin sobre sus acciones violentas, Padmé demuestra una sorprendente falta de vacilación. Incluso después de que él le confiesa que atacaba a mujeres y niños en su ira contra quienes dañaron a su madre, su reacción es notablemente moderada. Ella simplemente dice: «Estar enojado es ser humano», una respuesta que aparentemente pasa por alto el peso horrible de las acciones de Anakin. Esta situación da lugar a especulaciones: ¿podría el rápido perdón de Padmé estar relacionado con sus propias experiencias formativas?
La educación de Padmé en un mundo racialmente dividido
Los Naboo y los Gungans
Padmé vive en un marco social complejo en Naboo, donde una historia de superioridad racial sustenta las interacciones con otras especies. Esta dinámica es especialmente evidente en sus esfuerzos por aliarse con los gungans en La amenaza fantasma . Si bien Padmé buscó activamente superar la brecha, los prejuicios arraigados de su sociedad persistieron mucho después de sus esfuerzos.
Durante su mandato como reina, la relación entre los naboo y los gungans siguió siendo tensa hasta que las presiones externas, como la amenaza de la Federación de Comercio, hicieron necesaria la colaboración. Esto plantea la pregunta: ¿por qué Padmé esperó hasta entonces para luchar por la unidad si creía que era un imperativo moral? El sentimiento predominante entre los naboo sugería una percepción de superioridad sobre los gungans, lo que contribuyó a sus dificultades. Padmé podría haber iniciado los esfuerzos de paz antes, pero decidió no actuar hasta que las circunstancias la obligaron a hacerlo. Esto plantea la idea de que el prejuicio puede haber sido una parte intrínseca de su educación.
Palpatine y la militarización del prejuicio
Influencias desensibilizadoras que precedieron a su oscura transformación
Sheev Palpatine, oriundo de Naboo, aprovechó astutamente los prejuicios a medida que ascendía al poder, catalizando la formación de su Imperio Galáctico. Manipuló hábilmente las divisiones sociales para eliminar obstáculos en su búsqueda del dominio. Un aspecto particularmente sorprendente de su gobierno fue la exclusión de las especies no humanas de los rangos de poder, con excepción del notable Gran Almirante Thrawn.
Esta discriminación sistémica impregnó su administración, lo que sugiere que la visión prejuiciosa del mundo de Palpatine puede tener raíces profundas en su educación en Naboo, anterior a su adopción del lado oscuro. Criado en medio de la rivalidad entre los naboo y los gungans, probablemente se acostumbró a emplear esos prejuicios en su beneficio.
Los prejuicios heredados de Padmé
Sesgo involuntario contra los tusken
Si bien Padmé personifica la empatía y las intenciones nobles, es importante considerar que, inconscientemente, puede haber reflejado las actitudes prejuiciosas que prevalecen en su cultura. Denuncia activamente la injusticia, pero su educación podría hacer que se vea cegada por prejuicios hacia otras razas. Esto podría explicar su sorprendente falta de vacilación a la hora de perdonar a Anakin después de su violento arrebato contra los Tusken.
Es plausible que Padmé viera a los Tusken a través de una lente similar a la que tenían los residentes de Naboo con respecto a los Gungans: como un pueblo considerado menos “superior”. Esta perspectiva se alinea con la representación históricamente marginada de los Tusken en el universo de Star Wars, que culminó con los esfuerzos en medios posteriores como The Mandalorian para humanizarlos. Lamentablemente, Padmé podría haber pasado por alto sus complejidades debido a un punto de vista arraigado que aún no había enfrentado. A pesar de su importancia como líder compasiva, Padmé Amidala ilustra que incluso las personas con más principios poseen defectos y puntos ciegos.
Deja una respuesta