
El próximo juego de supervivencia de Rebellion, Atomfall, se ambienta en un mundo postapocalíptico, cinco años después del catastrófico desastre nuclear de Windscale. El nombre Windscale hace referencia a una central nuclear real que jugó un papel fundamental en la historia británica, lo que ha llevado a los entusiastas a preguntarse si el juego se inspira en este importante evento. De hecho, Atomfall se inspira en un suceso histórico real. Si bien el desastre de Windscale puede no ser tan conocido como otros incidentes nucleares, sigue siendo una parte integral de la narrativa que explorará Atomfall.
Este artículo profundiza en el desastre del mundo real que ha influido en la historia del juego, arrojando luz sobre la tragedia que sirve de base a sus temas dramáticos.
El contexto histórico del desastre de Windscale
A menudo denominado «el Chernóbil británico», el desastre nuclear de Windscale marca un hito en la historia nuclear del Reino Unido. Este incidente tuvo lugar en una planta que formó parte de la iniciativa británica para la bomba atómica tras la Segunda Guerra Mundial. La instalación albergaba dos reactores, uno de los cuales sufrió un incendio devastador que permaneció oculto durante tres días cruciales.

El 10 de octubre de 1957, el personal de la planta comenzó a reportar lecturas anómalas en sus instrumentos. De forma alarmante, pronto descubrieron que un incendio interno se había prolongado. Investigaciones posteriores revelaron que uno de los reactores estaba sometido a temperaturas extremadamente altas. A pesar de los intentos por controlar la crisis, la lluvia radiactiva se filtró, lo que provocó un trágico desenlace.
El incendio de Windscale se atribuyó a una combinación de maquinaria defectuosa y una construcción inadecuada del reactor. La crisis se agravó por las graves limitaciones del sistema de ventilación de la planta, que no lograron mitigar eficazmente la situación, que se agravaba.
El impacto y las consecuencias del desastre de Windscale
Una de las principales preocupaciones en aquel momento giraba en torno al isótopo radiactivo yodo-131. Además, desde entonces se ha revelado una fuga de radiación, aunque leve pero peligrosa, de polonio-210, otro elemento radiactivo altamente tóxico. Se estima que la fuga de radiación podría haber contribuido a otros 240 casos de cáncer, de los cuales entre 100 y 240 fueron mortales.
Como un inquietante recordatorio de desastres nucleares pasados y un punto de partida para futuras narrativas en medios de entretenimiento como Atomfall, el incidente de Windscale sirve para reforzar la importancia de comprender las implicaciones de la energía nuclear. Analizar estas historias puede conducir a reflexiones más profundas sobre los avances tecnológicos actuales y sus posibles riesgos.
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