Reseña del episodio 4 de la temporada 7 de Black Mirror: ‘Juguete’

Reseña del episodio 4 de la temporada 7 de Black Mirror: ‘Juguete’

Resumen del episodio

  • “Plaything”, el cuarto episodio de la temporada 7 de Black Mirror, profundiza en temas conmovedores como la memoria, el trauma y las implicaciones de nuestros legados digitales, ofreciendo una narrativa inquietante pero profundamente impactante.
  • Ambientado en 2034, el episodio difumina las líneas entre la realidad y la simulación, incitando a la audiencia a examinar los efectos de la tecnología en la identidad personal.
  • Con actuaciones extraordinarias, “Plaything” presenta una historia devastadora que deja a los espectadores con una sensación resonante de incomodidad.

La destreza narrativa de Black Mirror cautiva constantemente al público, especialmente al explorar la creciente dependencia de la humanidad a la tecnología. Esta temporada ya ha abordado diversos temas, como el bienestar y la envidia; sin embargo, el cuarto episodio se centra en la profunda soledad, retratando a individuos cuyo pasado difícil condiciona su presente.

La trama de “Juguete”

“Plaything” sigue a Cameron Walker, interpretado por Peter Capaldi, quien se encuentra bajo custodia policial tras un robo en una tienda. Esta narrativa se desarrolla a través de una línea temporal no lineal, comenzando en 2034 antes de remontarse a 1994 para revelar la problemática infancia de Cameron. Un momento decisivo ocurre cuando un encuentro con una figura venerada altera drásticamente el curso de su vida. Pero, fiel a la naturaleza de Black Mirror, la historia rápidamente desentraña temas más oscuros en torno a la memoria, el trauma y la huella de un legado digital.

El episodio comienza con Cameron intentando salir de una tienda tras robar alcohol, pero es interceptado por la policía, quien le toma una muestra de ADN, revelando su arresto anterior relacionado con una sospecha de asesinato. Posteriormente, es detenido. Mientras el inspector jefe Kano (James Nelson Joyce) y Jen Minter (Michele Austin) indagan en el pasado de Cameron, la narrativa oscila entre la investigación actual y recuerdos de su infancia desagradable, plagada de abuso y aislamiento. Su pasión por los videojuegos y la escritura profesional surgieron como mecanismos de afrontamiento, lo que lo llevó a un encuentro importante, aunque inquietante, con el creador de videojuegos Colin Ritman.

Desdibujando la realidad y la simulación

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Crédito de la imagen: Netflix

El episodio teje intrincadamente una narrativa llena de suspenso, encarnada por elementos inquietantes como puertas cerradas y sonidos espeluznantes que emanan de computadoras ocultas. Desde el principio, la atmósfera está impregnada de una nostalgia inquietante, que revive recuerdos del pasado. La narrativa promete un thriller psicológico que fusiona a la perfección el crimen, la paranoia tecnológica y el descenso a una mente inestable. Esta tensión cautivadora prepara el terreno para un oscuro desenlace del destino de Cameron.

La exploración del pasado de Cameron realza la profundidad psicológica de la historia, entrelazando tecnología, trauma y preocupaciones existenciales. Su trágica historia inspira su conexión cada vez más perturbadora con el juego: una relación que pone en duda dónde termina la realidad y dónde comienza la simulación. Plantea preguntas importantes sobre la soledad inherente a la existencia humana y su búsqueda de control y conexión dentro de reinos artificiales, creando una narrativa tan inquietante como emotiva.

A pesar de sus temas más oscuros, «Plaything» mantiene una estructura narrativa sencilla y accesible, lo que contribuye a su aclamación como una popular entrega de Black Mirror. Si bien la trama puede llevar a conclusiones ambiguas, fluye con fluidez, haciendo que la experiencia visual sea atractiva y estimulante.

Actuaciones impecables y una narrativa devastadora

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Crédito de la imagen: Netflix

Un aspecto destacado de «Plaything» reside en su profundidad emocional y su crítica tecnológica. La complejidad de la narrativa plantea preguntas sobre la capacidad de acción: ¿Cameron manipula el juego o este lo ha manipulado hasta convertirlo en un monstruo? El marcado contraste entre la inocente representación del juego y el brutal realismo del misterio que se despliega enriquece la narrativa. Los flashbacks encapsulan eficazmente su lucha contra la soledad, acentuada por características cada vez más sensibles dentro del juego. Temas como el abandono, el duelo y el deseo de amor incondicional emergen de forma sutil pero poderosa.

En los tres primeros episodios, «Plaything» exhibe un ritmo impecable, revelando sus misterios con un estilo detectivesco y noir, a la vez que expone profundas heridas emocionales. Las actuaciones, en particular las de Peter Capaldi y Lewis Gribben —quien interpreta al joven Cameron—, son excepcionales. Capaldi ofrece una interpretación más contenida, mientras que la de Gribben rezuma una vulnerabilidad cruda, ofreciendo una representación conmovedora de una psique bifurcada a través del tiempo.

Fiel al estilo de Black Mirror, «Plaything» evita las resoluciones pulcras, cerrando con una nota de incertidumbre persistente. Provoca reflexiones sobre la capacidad de la IA para absorber el trauma humano y la esencia de los videojuegos para moldear el comportamiento. Aunque quizá no alcance el estatus icónico de episodios anteriores como «San Junipero» o «USS Callister», resuena profundamente al reflejar la humanidad de la tecnología, sirviendo como un recordatorio contemporáneo de cómo codificamos partes de nosotros mismos en formas digitales. Innovador y conmovedor, «Plaything» sigue siendo un testimonio de la inigualable destreza narrativa de Black Mirror.

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