Reseña de ‘The Age of Disclosure’: el documental de Dan Farah valida teorías ovni no verificadas

Reseña de ‘The Age of Disclosure’: el documental de Dan Farah valida teorías ovni no verificadas

La era de la divulgación: un análisis crítico

En el ámbito de los documentales, la noción de “exactitud” se basa en la presentación de datos y testimonios diseñados para persuadir y satisfacer el escrutinio. Por el contrario, la “legitimidad” abarca la estética de esa presentación, es decir, en qué medida parece veraz.

Legitimidad por encima de nuevos conocimientos

El último documental de Dan Farah, The Age of Disclosure, se apoya en gran medida en el concepto de legitimidad. Sorprendentemente, la película no ofrece revelaciones revolucionarias. En cambio, reúne a 34 expertos de ámbitos militares, gubernamentales y de inteligencia para articular una teoría sobre una conspiración del estado profundo que supuestamente ha ocultado interacciones con vida inteligente no humana y tecnología extraterrestre durante los últimos 80 años. Muchas de estas personas han testificado anteriormente ante el Congreso, reafirmando sus convicciones personales de una manera coherente con las series documentales anteriores.

El estilo de presentación del documental

Lo que diferencia a The Age of Disclosure de otros programas como Unsolved Mysteries o Ancient Aliens tal vez no sea su precisión sino más bien su apariencia de credibilidad. La película, que dura 109 minutos, sumerge a los espectadores en un diálogo transmitido con una convicción inquebrantable. Los entrevistados presentan sus declaraciones como verdades establecidas, evocando una persuasión particular que evita la necesidad de corroboración o evidencia.

Un enfoque retórico que frustra

A medida que avanza el documental, en particular durante la primera hora, los espectadores pueden encontrar cada vez más irritantes las estrategias retóricas de Farah. Este estilo podría ser fácilmente descartado por aquellos que sugieran que el escepticismo en sí mismo es un indicio de complicidad en la supuesta conspiración, un dilema clásico al que se enfrenta cuando se abordan temas controvertidos. Después de todo, los críticos pueden correr el riesgo de parecer desdeñosos si cuestionan las narrativas presentadas por figuras que se posicionan como autoridades.

El cambio en la terminología sobre los ovnis

En los últimos años se ha producido un cambio notable en la forma en que los que ostentan el poder hablan de fenómenos que antes se consideraban meros “ovnis”, y que ahora se denominan “fenómenos anómalos no identificados” (FANI).Este cambio es, en gran medida, un intento de deshacerse del estigma asociado a los ovnis y adoptar una narrativa más científica.

Guiados por cifras clave

El documental presenta las ideas clave de Lue Elizondo, que trabajó con el Programa de Identificación de Amenazas Aeroespaciales Avanzadas (AATIP), y Jay Stratton, director del Grupo de Trabajo sobre UAP. Guían a la audiencia a través del reconocimiento de los UAP y las iniciativas recientes destinadas a fundamentar las investigaciones sobre estos sucesos inexplicables. La película muestra no solo a los defensores conocidos de la divulgación, sino también a aquellas personas que se cree que trabajan entre bastidores para socavar estas investigaciones.

Voces de autoridad y percepción de legitimidad

La película incluye una variedad de fuentes, entre ellas personal militar, científicos asociados con el grupo de trabajo UAP y políticos cautelosos como el secretario de Estado Marco Rubio y los senadores Kirsten Gillibrand y Mike Rounds. Su proximidad a figuras tan destacadas está diseñada para dar credibilidad a las afirmaciones que se hacen en la película. Sin embargo, se podría argumentar que la “legitimidad” es algo egoísta, ya que la película incorpora clips de los principales medios de comunicación que refuerzan sus afirmaciones.

La estética de la autoridad

A lo largo del documental, los entrevistados son filmados en entornos oficiales, lo que mejora la percepción de legitimidad y credibilidad. La elección visual de filmar en salas bien equipadas otorga un aire de autoridad que no se encuentra en escenarios más informales o conspirativos. Además, la sombría banda sonora de Blair Mowat complementa constantemente los procedimientos, infundiendo una sensación de seriedad, incluso durante las imágenes de archivo más mundanas.

Los desafíos de la desacreditación y la especulación

Una de las principales críticas a The Age of Disclosure es la ausencia de contraargumentos. Como las afirmaciones carecen de evidencia empírica, desacreditarlas se vuelve un desafío. Cuando surgen evidencias anecdóticas, esas personas a menudo hacen referencia a detalles no revelados que no se pueden validar públicamente, lo que deja a los escépticos sin nada que refute. A medida que aumenta la especulación, cuando los científicos hablan de que los UAP alteran las leyes físicas, la intriga inicial se desvanece y revela que el documental es una producción muy estilizada que carece de profundidad sustancial.

Explorando el concepto de divulgación

La película de Farah podría haberse beneficiado de una exploración más profunda de lo que podría implicar la “revelación” (las consideraciones sobre sus ramificaciones sociales, económicas y geopolíticas están notablemente ausentes).¿Qué impacto real tendría esta revelación y cómo transformaría nuestra comprensión de la realidad? En cambio, el enfoque se mantiene en frases grandilocuentes como “el mayor cambio de paradigma en la historia de la humanidad”, que atraen a los espectadores ávidos de sensacionalismo.

En conclusión, si bien The Age of Disclosure puede resonar en audiencias cautivadas por su fachada autoritaria, un espectador más perspicaz podría reconocerlo como un documental pulido que, en última instancia, no logra ofrecer nuevas perspectivas o análisis críticos.

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