Advertencia: Spoilers a continuación para el final de la serie de What We Do in the Shadows . El último episodio de What We Do in the Shadows ofrece una despedida notable y sentida que es a la vez inventiva y consciente de sí misma. Titulado «The Finale», el episodio 11 de la temporada 6 comienza en un territorio familiar para el conjunto vampírico. Sin embargo, rápidamente cambia de rumbo cuando Guillermo lidia con la realidad de la conclusión del documental, particularmente después de una situación caótica que involucra al Monstruo de Cravensworth y al equipo del documental exigiendo la devolución de su equipo.
Las temporadas anteriores, creadas por Jemaine Clement y Taika Waititi, pusieron el listón muy alto para la serie, pero What We Do in the Shadows ha cultivado una base de fans leales a lo largo de su recorrido. En lugar de presentar una alineación repleta de estrellas invitadas anteriores para una gran despedida, el final se centra de manera efectiva en los personajes principales que los fans han llegado a adorar. Aunque el cameo de Alexander Skarsgård en el penúltimo episodio no dio muchos resultados, el final sigue brillando como una narrativa imaginativa, reflexiva y atractiva.
Desvelando el equipo del documental: una despedida cercana con los fans
El giro inteligente del final de la serie
El final se desvía de las narrativas de la sexta temporada, lo que enriquece la experiencia del espectador. Notablemente, no hay temas de las tramas corporativas ni personajes nuevos, como Jerry el vampiro, que son eliminados sin contemplaciones de la trama. Esta elección enfatiza la fuerza duradera del programa: sus encantadoras vibraciones de comedia de situación en el lugar de trabajo y lo absurdo de los personajes, sin importar el escenario.
Aunque el entorno de la oficina de la temporada se sintió un tanto desconectado, resalta la versatilidad de estos queridos personajes. Una parodia de The Usual Suspects en el final resuena con el metahumor de la serie, particularmente cuando Nadja encanta a la audiencia para que imagine su conclusión ideal. Esta ingeniosa autoconciencia ayuda a suavizar la inminente despedida, lo que permite que la serie mantenga su espíritu lúdico.
Como era de esperar, el final muestra el mismo humor ingenioso que convirtió a la serie en una favorita. Si bien evita una conclusión demasiado sentimental, reconoce la naturaleza agridulce de separarse de los personajes que los fanáticos han llegado a amar. El programa incluso se burla ligeramente de su propia recepción, lo que demuestra una profunda conciencia de las expectativas de la audiencia. Sin embargo, no se preocupe, Guillermo y Nandor comparten una despedida significativa pero cargada de humor, que encapsula el espíritu de la serie.
Reflexionando sobre su legado sin sentimentalismo
Mantenerse fiel hasta el final
En una serie tan centrada en los personajes como What We Do in the Shadows , no hay una necesidad apremiante de cerrar los arcos argumentales con conclusiones típicas o viajes transformadores. Los intentos de Guillermo de instigar una narración convencional son descartados con humor por los vampiros, que comparten una metaconciencia de que el público los prefiere como son. La noción de que la amistad de Nandor y Guillermo persistirá más allá del final del documental proporciona un cierre satisfactorio, sugiriendo que la tripulación continúa con sus extravagantes travesuras en algún lugar fuera de la vista.
Si bien la intensidad emocional podría haberse intensificado al ver a Laszlo y Nadja expresar sus sentimientos de manera más profunda, los creadores eligieron sabiamente mantenerlo liviano. Nadja les recuerda a los espectadores que este no es su primer encuentro con un equipo de documentalistas, manteniendo la esencia cómica del programa.
Al incluir fragmentos de temporadas anteriores, el final compila inteligentemente un montaje humorístico que muestra la naturaleza inalterada de la tripulación vampírica a lo largo de los siglos, facilitando una despedida nostálgica para la audiencia.
En general, el final de What We Do in the Shadows rinde homenaje brillantemente al legado de la serie, al tiempo que evita caer en una nostalgia excesiva. Ejemplifica el profundo afecto de la serie por sus personajes y sus payasadas. El episodio final evita los clichés que suelen reservarse para las conclusiones de las series e incluso los critica con humor.
En definitiva, si bien el final incorpora una interpretación conmovedora de “We’ll Meet Again” de Vera Lynn, lo hace sin sacrificar el ingenio característico de la serie. A pesar del sentimiento identificable de Guillermo sobre el final del documental, el humor sigue siendo el protagonista, encapsulando perfectamente cómo debería concluir una serie.
A medida que aparecen los créditos finales, los fanáticos se quedan con la tranquilidad de que What We Do in the Shadows sigue siendo una comedia deliciosamente idiosincrásica, grabada para siempre en los corazones de sus espectadores.
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