Reconozco que no todo el mundo está dispuesto a ver contenido sexual en películas o programas de televisión, y respeto totalmente las preferencias individuales. Sin embargo, es frustrante ver un diálogo recurrente sobre este tema en los medios. Un estudio reciente de Variety revela que los adolescentes están expresando su deseo de que haya menos contenido sexual en el entretenimiento. Sinceramente, estoy cansado de esta conversación.
Existe la idea generalizada de que las escenas de sexo suelen ser gratuitas o explotadoras. Si bien es cierto que las escenas mediocres podrían caracterizarse de esta manera, muchas escenas de sexo bien elaboradas cumplen funciones cruciales en la narración. Revelan la dinámica emocional entre los personajes y resaltan necesidades específicas en momentos críticos. Descartar categóricamente todas las escenas de sexo y abogar por una representación reducida ignora los acontecimientos significativos que pueden ocurrir en esos contextos.
El informe, titulado “Teens & Screens”, encuestó a aproximadamente 1.500 participantes de entre 10 y 24 años y descubrió que prefieren las historias centradas en relaciones platónicas a las que presentan contenido sexual. Si bien es loable abogar por más historias sobre la amistad, el rechazo rotundo a las escenas de sexo es exasperante. Además, ¿por qué buscamos opiniones de niños de tan solo diez años?
Un estudio revela que los adolescentes quieren menos sexo en películas y programas de televisión https://t.co/3NEvRUdqys
— Variedad (@Variety) 24 de octubre de 2024
Resulta inquietante que la demanda de menos contenido sexual haya aumentado, ya que estudios anteriores revelaron que un menor porcentaje de público joven desea ver menos. Una estadística particularmente preocupante de estos últimos datos indica que el 62,4% de los encuestados cree que el contenido sexual es innecesario para el avance de una trama. Esta perspectiva socava el importante papel que pueden desempeñar las escenas de sexo bien ejecutadas en el desarrollo de los personajes.
Las escenas de sexo son impactantes cuando se ejecutan con cuidado.
Un claro ejemplo de la eficacia de una escena de sexo para transmitir la personalidad de un personaje se puede encontrar en la serie Narcos. Cuando Javier Peña (interpretado por Pedro Pascal) se entera de la muerte de un informante al que intentó proteger, busca consuelo en una trabajadora sexual. La forma en que interactúa con ella contrasta marcadamente con su comportamiento anterior con las trabajadoras sexuales, lo que pone de relieve su agitación emocional.
En la película Hit Man, nos encontramos con un “montaje sexual” acompañado de una voz en off de Gary (Glen Powell) que reflexiona sobre cómo estar en su propia mente le impide ser un amante verdaderamente “bueno”; por el contrario, su personaje alternativo, Ron, lo libera del pensamiento y mejora su actuación.
A través de la yuxtaposición de Gary y Ron que se presentan en estas escenas con Madison (Adria Arjona), los espectadores obtienen una comprensión más profunda de ambos personajes. Otro ejemplo es la película Fair Play, donde observamos cómo Luke (Alden Ehrenreich) evoluciona desde ser percibido como un compañero que apoya a Emily (Phoebe Dynevor) hasta revelar un lado más siniestro al final de la narración.
Mi opinión es que, al ignorar por completo las escenas de sexo sin reconocer su valor potencial, el público se pierde arcos argumentales cruciales de los personajes. Por lo tanto, estas escenas tienen una importancia significativa dentro de la narrativa. ¿Podríamos poner fin a este debate en curso?
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