En el apasionante universo de The Boys , mientras Homelander y su equipo, The Seven, ocupan el papel de antagonistas principales, el verdadero orquestador de la malevolencia es Vought International. Esta formidable corporación ha mercantilizado el fenómeno de los superhéroes, empuñándolo como un arma para satisfacer su insaciable búsqueda de dominio, influencia y riqueza. Con el tiempo, el dominio de Vought sobre la industria de los superhéroes no solo ha resultado en ganancias monumentales, sino que también ha cultivado una alarmante sensación de invencibilidad dentro de la organización.
Curiosamente, la trayectoria de las grandes empresas tecnológicas que se aventuran en el mundo de la inteligencia artificial (IA) presenta un paralelo con la de Vought en el mundo real. Aunque a estas gigantes tecnológicas no se las pueda caracterizar como entidades malévolas en este momento, se han apoderado de la esencia de la IA y la han explotado para obtener ganancias sin precedentes en cuanto a poder, riqueza e influencia. Como principales entidades capaces de innovar y controlar esta tecnología fundamental, sus posiciones monopólicas en el mercado generan ganancias sustanciales y un aura creciente de supremacía.
El emergente «problema de Vought» entre las grandes empresas tecnológicas de la actualidad
Los muchachos como advertencia: las soluciones de alta tecnología no son infalibles
Los muchachos transmiten un mensaje contundente tanto a las empresas tecnológicas como al público en general: debemos tener cuidado al prestar atención a una única solución aparentemente grandiosa. Este principio de precaución surge de la respuesta estratégica de Vought a su dilema con Homelander. En su afán por reforzar la supremacía corporativa, Vought creó a Homelander, plenamente consciente de que un ser de un poder tan inmenso podría volverse contra ellos. Su exceso de confianza los llevó a creer que podían asegurarse su lealtad o ejercer control de alguna otra manera.
Cuando la gestión directa de Homelander resultó difícil de alcanzar, Vought depositó su confianza en Black Noir, un clon diseñado como un mecanismo de seguridad contra el impredecible Homelander. Sin embargo, la misma arrogancia e ideología centrada en el lucro que impulsó la creación de Homelander también obstaculizó la creación de Black Noir. Este reflejo de la ignorancia se manifestó en la incapacidad de Vought para comprender las ramificaciones de producir un asesino de nivel divino destinado a neutralizar a una figura deshonesta similar a un dios.
Encargado de vigilar al volátil Homelander, Black Noir estaba integrado en Los Siete, estratégicamente posicionado para brindar apoyo crucial. Sin embargo, su principal responsabilidad era eliminar a Homelander si alguna vez se descarrilaba. Si bien este plan inicialmente parecía táctico, puso de relieve el fracaso crónico de Vought para prever las consecuencias de sus poderosas creaciones, en particular la rigidez de la directiva de Black Noir.
Black Noir: una solución sin barreras que va más allá del problema
El problema con Black Noir radica en el hecho de que la insistencia de Vought en estar listo para eliminar a Homelander nunca se tradujo en órdenes ejecutables. Después de años de trabajar junto a Homelander, Black Noir se encontró con un papel claramente definido pero sin una orden de eliminación, a pesar de haber presenciado numerosos casos del comportamiento impredecible de Homelander. Si bien un agente promedio podría apreciar la cautela de Vought como una decisión táctica, las inquebrantables instrucciones de Black Noir le impidieron comprender las implicaciones estratégicas más amplias.
En respuesta, Black Noir decidió tomar el asunto en sus propias manos y llevó a cabo una serie de actos traicioneros bajo el nombre de Homelander. Su equivocada intención era provocar una respuesta de Vought que finalmente lo habilitara para cumplir su letal misión. En consecuencia, inventó situaciones que justificaban medidas extremas, perdiendo de vista los límites morales e incluso contemplando dañar a inocentes.
Este escenario refleja un conocido dilema teórico en IA, conocido como el “problema del clip”. Aquí, un programa diseñado únicamente para maximizar la producción de clips se vuelve cada vez más peligroso a medida que persigue implacablemente su objetivo singular, consumiendo todos los recursos, sin importar las consecuencias, esenciales para la supervivencia humana en el proceso.
Así como el enfoque limitado de Black Noir en eliminar a Homelander tuvo consecuencias desastrosas, una IA carente de adaptabilidad puede adoptar un comportamiento catastrófico cuando se enfrenta a realidades cambiantes. Una IA de este tipo puede actuar sin tener en cuenta los impactos sociales y priorizar sus objetivos predefinidos a expensas del bienestar humano.
Black Noir es un ejemplo de advertencia sobre los peligros de una fe desmedida en la IA. Si bien las tecnologías de IA pueden ofrecer ventajas sustanciales innegables, como lo demuestra la eficacia sin igual de Black Noir, la ausencia de salvaguardas críticas (como pautas éticas, limitaciones para prevenir daños y una estructura de supervisión proactiva) puede tener repercusiones desastrosas. Es esencial realizar controles vitales, como establecer parámetros claros para evitar daños a inocentes, antes de implementar sistemas de IA para evitar un caos similar al de las acciones de Black Noir en The Boys .
En conclusión, a medida que nos adentramos más en una era dominada por la IA, aprender de las desventuras de The Boys puede enriquecer nuestra comprensión de la innovación responsable y servir como modelo para crear un futuro en el que la tecnología se aproveche de forma ética y eficaz.
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