
Tyler Perry merece reconocimiento por su último proyecto, que se adentra en un capítulo menos conocido de la Segunda Guerra Mundial. A diferencia de muchas películas de guerra que se centran en grandes batallas y escenas de combate intensas, The Six Triple Eight arroja luz sobre la importancia histórica del 6888th Central Postal Directory Battalion del ejército de los EE. UU., una historia que ha permanecido oculta durante demasiado tiempo. Esta película destaca las experiencias de la única unidad de color del Cuerpo de Mujeres del Ejército desplegada en el extranjero en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, un testimonio de sus luchas y resiliencia, a pesar de su narrativa desafiante.
Si bien la premisa de The Six Triple Eight es convincente, no está exenta de obstáculos. La narración inicialmente parece inconexa, comenzando con una caótica batalla de 1943 donde los soldados se enfrentan a formidables enemigos. Surge un momento conmovedor cuando un soldado, que llora la pérdida de un camarada caído, recupera una carta empapada de sangre destinada a un ser querido y la agrega a una bolsa de correo. Si bien esta carta es fundamental para la narrativa, su importancia se ve oscurecida por la decisión de Perry de retener información clave hasta más adelante en la película.
La historia se traslada luego a 1942, donde conocemos brevemente a Lena (Ebony Obsidian) y Abram (Gregg Sulkin), una pareja interracial que enfrenta la desaprobación social mientras Abram se prepara para la guerra. A pesar de los desafíos de su época, su vínculo se profundiza, lo que los lleva a prometer mantenerse en contacto a través de cartas. Trágicamente, Lena se entera de la muerte de Abram en batalla, lo que la impulsa a alistarse en el Cuerpo de Mujeres del Ejército con la determinación de «luchar contra Hitler».
El diálogo incómodo dificulta el rendimiento
Hasta este punto, Perry se aferra a su patrón habitual de utilizar diálogos torpes para narrar los acontecimientos que acaban de suceder. Este enfoque a menudo parece innecesario, frustra a los espectadores y socava la integridad de la historia. Los actores, obligados a pronunciar estas líneas torpes, sufren como resultado, lo que perjudica sus actuaciones. La ausencia de coguionistas hábiles en el guión es evidente, un problema recurrente en las producciones de Perry.
Después de este comienzo complicado, la película finalmente alcanza su ritmo cuando Lena llega al entrenamiento básico junto a personajes diversos y pintorescos. Aquí, conocemos a Johnnie Mae (Shanice Shantay), quien escapa de una relación abusiva al enlistarse; Delores (Sarah Jeffrey), una compasiva entusiasta de la historia; Elaine (Pepi Sonuga), una prodigio de las matemáticas; y Bernice (Kylie Jefferson), quien anhela una educación. Este grupo dinámico forma una hermandad marcada por el apoyo, la camaradería y un deseo compartido de más de lo que la sociedad espera de ellas. Es en estas interacciones que Perry logra retratar positivamente a las mujeres negras, un área en la que históricamente ha fallado.
La película podría haber sido más productiva si hubiera dedicado más tiempo a mostrar las fortalezas y la capacidad de toma de decisiones de estas mujeres. A pesar de haber soportado un racismo y un sexismo considerables, estas pioneras mujeres militares se comprometieron con la misión de ayudar tanto a los soldados como a sus familias. Bajo el competente liderazgo de la capitana Charity Adams (interpretada de manera encomiable por Kerry Washington), las 855 mujeres aprovecharon la oportunidad para demostrar su valor al localizar y entregar cartas perdidas, abordando así el importante vacío de comunicación que asolaba a las familias durante la guerra.
La narración carece de espacio para respirar
Un punto de inflexión crucial ocurre con la revelación de una carta especial; sin embargo, el impacto emocional de este momento se diluye por el ritmo rápido de la película. La tendencia de Perry a introducir elementos artificiales se suma a un problema más amplio en su estilo cinematográfico: hay poco espacio para absorber y reflexionar sobre eventos críticos. El público a menudo se sobresalta de momentos que podrían evocar emociones genuinas, ya que Perry socava su propia narrativa con cambios abruptos.
Aunque la historia revela una conclusión alentadora, el viaje hasta ese punto final en The Six Triple Eight es a menudo tedioso y frustrante. La película parece centrarse desproporcionadamente en los desafíos que enfrentaron estas mujeres en lugar de destacar sus invaluables contribuciones al Ejército. Aunque las cuestiones de racismo y sexismo sin duda moldearon sus experiencias, es decepcionante que una cineasta como Perry, que no siempre ha enaltecido a las mujeres negras en sus trabajos anteriores, cree una película que pierda la oportunidad de honrar su legado por completo. Las historias de estas mujeres merecen una representación más respetuosa y matizada.
The Six Triple Eight está actualmente disponible en Netflix, tiene una duración de 127 minutos y está clasificada como PG-13 por lenguaje, elementos temáticos y algunas escenas de violencia en tiempos de guerra.
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