¡Advertencia! Este artículo contiene importantes SPOILERS de la segunda temporada de El juego del calamar. En la última entrega de El juego del calamar , el misterioso vendedor de Gong Yoo presentó un nuevo y escalofriante juego titulado «pan y lotería». Tras los dramáticos acontecimientos de la primera temporada, Seong Gi-hun (interpretado por Lee Jung-jae) se embarca en una incansable búsqueda para localizar al vendedor y desentrañar los secretos que se esconden tras la siniestra organización que administra los mortales juegos. Sin embargo, esta búsqueda resulta un reto, ya que muchos personajes, incluido Hwang Jun-ho (Wi Ha-joon), siguen sin saber dónde se encuentra la isla, lo que lleva a Gi-hun directamente al camino del vendedor.
Gi-hun organizó una extensa búsqueda y reclutó a su antiguo usurero, el Sr. Kim, y a su equipo para que peinaran cada estación de metro de Seúl. Su determinación los llevó finalmente al Vendedor, lo que dio lugar a una tensa observación mientras revelaba su nuevo y perturbador juego, «pan y lotería». Si bien los detalles de este juego siguen siendo vagos, las crueles intenciones del Vendedor son más pronunciadas y se sugieren sutilmente a lo largo del caos que se desarrolla.
El vendedor ofrece una elección inquietante: pan o lotería
Un juego sádico: nutrición versus fortuna
Cabe destacar que, a diferencia de su papel anterior en la temporada 1, el Vendedor no invita a las personas sin hogar a participar directamente en los juegos mortales. En cambio, los involucra en un ritual sádico que parece servir a sus propios deseos retorcidos. Sus acciones (atormentar a quienes ya están en apuros) actúan como una manifestación de su odio en lugar de estar orquestadas por los titiriteros adinerados de los juegos. Esto resalta una dinámica preocupante en la que el Vendedor inflige sufrimiento solo para su diversión.
Descifrando el juego del pan o de la lotería en la temporada 2
Un juego diseñado para la crueldad y el presagio
El juego del “pan y la lotería” sirve como metáfora sombría de las luchas sociales y prefigura elementos temáticos más amplios en El juego del calamar . El juego pretende esencialmente demostrar la supuesta debilidad de los empobrecidos, insinuando que prefieren una apuesta inútil a un sustento práctico. Esta perspectiva simplifica enormemente las complejidades de la pobreza, reduciendo a los individuos a meras estadísticas en un experimento despiadado.
Además, la elección que se les presenta a los jugadores revela críticas sociales profundamente arraigadas. El término “pan y lotería” puede hacer eco de la antigua expresión “pan y circo”, acuñada por el poeta romano Juvenal. Esta frase describía históricamente cómo las autoridades apaciguaban a las masas con ofertas superficiales, distrayéndolas así de los problemas sociales sustantivos. Sugiere que quienes están en el poder manipulan las necesidades básicas de supervivencia y los entretenimientos para evitar el discurso sobre asuntos más críticos.
El vendedor de Gong Yoo: un reflejo del odio a sí mismo
Reflexiones sobre el carácter y la autopercepción del vendedor
Las implicaciones del juego del “pan y la lotería” van más allá del mero comentario social; ahondan en la psique del Vendedor. El creador Hwang Dong-hyuk destacó este aspecto, sugiriendo que el Vendedor proyecta sus luchas sobre aquellos a quienes explota. Ve reflejos de su propio pasado doloroso en las personas sin hogar a las que atormenta.
Creo que el personaje de Gong Yoo [el Vendedor] es alguien que vivió una vida difícil, dura y muy baja, tanto como aquellos que son representados como personas sin hogar en la serie.
Y es una persona tan llena de odio hacia sí misma que se expresa en el odio que siente hacia otros seres humanos. Y al odiar a estas personas, cree que es diferente de ellas. [Está] mostrando y expresando su odio hacia las personas que eligen billetes de lotería en lugar de pan, casi como si estuviera tratando de escapar de su propia naturaleza de odio hacia sí mismo.
La historia del Vendedor refuerza aún más esta narrativa: pasó de ser un trabajador sin rostro a convertirse en un codiciado reclutador después de cometer actos atroces, incluido el asesinato de su propio padre. Este ascenso, plagado de terror, indica que él también estuvo atrapado en las garras de la pobreza y ahora exhibe una riqueza que contrasta marcadamente con el sufrimiento que inflige.
A pesar de su aparente éxito en la escalada social, este éxito no le permite ignorar las barreras estructurales que mantienen a otros en la desesperación. Su nuevo poder lo lleva a mirar por encima del hombro a quienes aún están atrapados en el ciclo de la pobreza, dirigiendo su vitriolo hacia cualquiera que perciba como complaciente con sus circunstancias. La compleja narrativa del Vendedor establece un tono intrigante para la segunda temporada de El Juego del Calamar , prometiendo profundidad e intensidad a medida que se desarrolla la trama.
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