Reseña de Vermiglio: una impresionante obra maestra alpina de belleza y empatía en la película italiana que se presentará a los Oscar 2025

Reseña de Vermiglio: una impresionante obra maestra alpina de belleza y empatía en la película italiana que se presentará a los Oscar 2025

Vermiglio es una película que desafía cualquier clasificación simple y brilla con fuerza en múltiples frentes. Esta notable obra ha obtenido importantes elogios, incluido el Gran Premio del Jurado en el prestigioso Festival de Cine de Venecia de 2024, lo que la posiciona como una fuerte candidata a la candidatura de Italia a los Oscar. Además, se ha convertido en un éxito de taquilla en Italia, lo que demuestra su amplio atractivo. La película se caracteriza por su talento artístico, sus matices atmosféricos y un agudo estilo de observación, que ofrece a los espectadores una experiencia muy inmersiva que los transporta a un tiempo y un lugar particulares. Su ritmo es deliberado, creando un flujo hipnótico que mantiene la atención del público.

Más allá de su atractivo estético, Vermiglio es una cautivadora comedia dramática familiar que combina ingeniosamente el humor y la emoción. La película estudia meticulosamente a sus personajes y, al mismo tiempo, avanza en la narrativa, lo que demuestra que la sutileza puede transmitir una profundidad sustancial. Aunque explora una gran cantidad de temas, cada uno de ellos se entrelaza armoniosamente, lo que da como resultado una experiencia cinematográfica cohesiva que trasciende la mera descripción: es magia capturada en la pantalla.

Un retrato del tiempo, el lugar y la familia

Un romance clave entrelazado con la narrativa

La característica más destacada de la película reside en su notable especificidad. La historia, ambientada en el pintoresco y aislado pueblo de Vermiglio, enclavado en la región alpina de Trentino-Alto Adigio, pinta un retrato de la vida italiana que parece muy alejada de la era moderna. El dialecto local enriquece el diálogo y los subtítulos en italiano proporcionan accesibilidad. La guionista y directora Maura Delpero crea una narrativa impregnada de la auténtica cadencia de la vida cotidiana, lo que permite a los espectadores apreciar rápidamente este entorno único.

Aunque Vermiglio puede evocar una sensación de atemporalidad, está ambientada en el año 1944, lo que le da a la trama un peso histórico significativo. La historia gira en torno a una familia que se enfrenta a la llegada de dos soldados desertores. Uno de ellos es pariente, sobrino del patriarca de la familia, Cesare (Tommaso Ragno), que también es el maestro de la escuela del pueblo. El otro, Pietro (Giuseppe De Domenico), proviene de Sicilia y parece una presencia extraña. Su naturaleza amable pronto cautiva a la hija mayor de Cesare, Lucía (Martina Scrinzi).

Una escena conmovedora entre Pietro y Lucia en Vermiglio

A través de la dinámica de estos personajes, los espectadores son testigos del desarrollo de vidas genuinas, de los momentos tranquilos pero profundos que definen las relaciones familiares. Un tierno vínculo entre hermanas que comparten susurros por la noche, el favoritismo de Cesare hacia Flavia (Anna Thaler) en lugar de Ada, que anhela una educación, y la admiración que el pequeño Pietrin (Enrico Panizza) siente por su hermano mayor Dino (Patrick Gardner), que confronta regularmente a su padre, contribuyen a una narrativa profundamente sentida. Además, la madre embarazada, Adele (Roberta Rovelli), resalta la delicada danza entre la vida y la muerte en una época en la que la supervivencia era incierta.

La empatía alimenta las impactantes imágenes de Vermiglio

Enraizado en una narrativa personal

Cesare en contemplación junto a una ventana abierta en Vermiglio

Cada escena de Vermiglio está cuidadosamente construida y rebosa de capas de significado que recompensan la observación cuidadosa. Un aspecto clave de la película es su enfoque en las experiencias de las mujeres durante un período difícil, lo que subraya la riqueza de las representaciones de los personajes. Desde mi primer visionado en el Festival de Cine de Venecia, me impresionó la belleza de la película: el director de fotografía Mikhail Krichman emplea una iluminación suave que evoca una calidez aterciopelada, logrando un contraste sorprendente con el fondo nevado de la película, que recuerda a la estimada cinematografía invernal.

La representación matizada que Delpero hace de Cesare es particularmente notable. Si bien encarna la autoridad patriarcal y a menudo prioriza sus propias necesidades, su personaje se explora con profundidad y compasión. La película captura sus luchas inherentes, lo que permite a los espectadores empatizar con su posición. La conexión personal de Delpero se revela en su inspiración, ya que basó esta familia en sus propias experiencias. El proyecto surgió como un medio para que ella reimaginara la infancia de su padre y procesara su dolor después de su muerte. Este hilo emocional impregna la película, consolidando su impacto en el público.

Anotad en vuestras agendas: Vermiglio llega a los cines de Estados Unidos el 25 de diciembre. La película tiene una duración de 119 minutos y espera su clasificación.

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