«Vivimos aquí»: Explorando el antiguo polígono de pruebas nucleares soviético de Kazajistán: una «paradoja grabada en la tierra»

«Vivimos aquí»: Explorando el antiguo polígono de pruebas nucleares soviético de Kazajistán: una «paradoja grabada en la tierra»

Explorando el inquietante legado de las pruebas nucleares en Kazajistán: “Vivimos aquí”

El primer documental de la directora Zhanana Kurmasheva, We Live Here (Atameken), presenta un conmovedor retrato de tres generaciones que lidian con los efectos duraderos de las pruebas nucleares en Kazajistán. Esta conmovedora película, que se estrena con gran emoción en el CPH:DOX, el Festival Internacional de Cine Documental de Copenhague, ilumina las luchas por la supervivencia y la esperanza en un mundo ensombrecido por las atrocidades del pasado. El festival comenzó en la capital de Dinamarca el miércoles y permanecerá abierto hasta el 30 de marzo.

Un legado de contaminación

Con el crudo telón de fondo de las estepas kazajas, la narrativa de Kurmasheva se adentra en una realidad inquietante donde resuenan con fuerza los ecos del pasado. La película narra el campo de pruebas de Semipalatinsk, donde se realizaron 456 pruebas nucleares entre 1949 y 1991, dejando un legado persistente de contaminación radiactiva. Como relata la sinopsis, «una pareja, convencida de que la enfermedad de su hija se debe a la radiación, busca pruebas» de un vínculo entre su sufrimiento y la oscura historia de su patria.

Una reflexión cinematográfica

El debut de Kurmasheva potencia la estepa como metáfora del terror existencial y la gravedad histórica. Como destaca el sitio web CPH:DOX, el documental se describe como «una obra cinematográfica escalofriante», donde cada imagen, cuidadosamente seleccionada, contribuye a una comprensión más amplia de la condición humana.

Cabe destacar que We Live Here es la primera película kazaja que se presenta en el festival de Copenhague, compitiendo junto a otras 12 películas internacionales en la categoría Dox:Award.

Conexiones personales y reflexión cultural

En sus conversaciones con The Hollywood Reporter, Kurmasheva reflexiona sobre la prevalencia de proyectos que abordan este delicado tema en Kazajistán: «Muchas películas y series de televisión retratan este tema porque forma parte de nuestras heridas nacionales. Algunos lugareños se resisten a retomarlo debido a la falta de resultados tangibles».Al citar su conexión personal —las raíces de su madre en la región—, enfatiza que su intención va más allá del simple dolor.«Se trata de comprender lo que significa para nosotros y qué medidas proactivas podemos tomar», afirma, lamentando la tendencia cultural a reprimir sentimientos y debates.

Intenso autodescubrimiento en la estepa

Al llegar al antiguo campo de pruebas, Kurmasheva sintió una desconexión emocional inmediata.»Soy kazaja; comprendo la esencia de la estepa», recuerda.»Sin embargo, esta zona en particular se sentía claramente alterada».Esta sensación de aislamiento e incertidumbre con respecto a la seguridad radiológica afectó profundamente su perspectiva.»Estás en medio de la estepa, envuelta en silencio, sin un horizonte visible», recuerda, cuestionando la indiferencia de su comunidad ante un legado tan trágico.

Interconexión entre la humanidad y la naturaleza

Kurmasheva también llama la atención sobre una narrativa más amplia de la existencia humana, contemplando el papel de la humanidad en su propia extinción potencial.«Si bien puede parecer que los humanos podrían provocar su propia desaparición, la Tierra posee una resiliencia mucho mayor que la nuestra», reflexiona, instando a los espectadores a reconocer esta distinción crucial.

Vivimos aquí
‘Vivimos aquí’ Cortesía de Plan B

Una voz para Asia Central

Ramazanova, productora de la película, considera su estreno en Copenhague un momento crucial para la comunidad documental de Kazajistán.«En Asia Central, los documentales suelen quedar relegados a la televisión, sin que se les dé una consideración seria como obras creativas. Nuestra presencia aquí supone un impulso significativo para nuestra industria», afirma.

Añade: «Hemos recibido numerosos mensajes de felicitación de personas de Kazajistán y Kurdistán. Esta exposición puede redirigir la atención hacia Asia Central, y los conocimientos adquiridos en CPH:DOX sin duda mejorarán las capacidades de nuestra comunidad cinematográfica local».

La agencia de ventas Syndicado está lista para comercializar la película a nivel mundial, lo que confirma la observación de Ramazanova de que obtener reconocimiento internacional es crucial para un impacto nacional.«Para generar un cambio, obtener la aprobación de críticos y expertos internacionales suele ser esencial», concluye.

Próximos proyectos y direcciones futuras

Más allá de «Vivimos Aquí», Kurmasheva y Ramazanova ya están desarrollando la estrategia de su próximo proyecto documental, que explorará temas ecológicos.»Nuestro segundo largometraje se encuentra actualmente en fase inicial de desarrollo y se centra en el consumismo masivo», revela Ramazanova, al detallar la narrativa del viaje de una camiseta desde Asia Central hasta uno de los vertederos de ropa más grandes del mundo en Chile.»Es una exploración de la conciencia sobre nuestros patrones de consumo», explica.

Una conversación oportuna

Este documental resuena con los debates actuales en los países postsoviéticos, donde el desarme nuclear sigue siendo un tema polémico. Kurmasheva observa acertadamente: «Parece que la historia se repite; la humanidad está atrapada en un ciclo, volviendo perpetuamente al conflicto en lugar de encontrar diálogos pacíficos».

Vivimos aquí
‘Vivimos aquí’ Cortesía de Plan B

Una conexión sagrada con el hogar

El título de la película, Atameken, que significa «Mi Tierra Sagrada», resume la profunda conexión que los lugareños mantienen con su tierra natal a pesar de su historia radiactiva. Kurmasheva enfatiza: «Para los lugareños, esta tierra está entrelazada con su identidad, independencia y los recuerdos de sus antepasados».Afirma con conmovedora conmoción: «Aunque sea un lugar pequeño, representa nuestro hogar. En definitiva, compartimos esta Tierra, nuestro único hogar».

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